«Uno de los mayores problemas que plantea la notificación, tanto en la jurisdicción de Inglaterra y Gales como en cualquier otra, es cuando el demandado se hace «el sueco» e 𝗶𝗻𝘁𝗲𝗻𝘁𝗮 𝗲𝘃𝗶𝘁𝗮𝗿 𝗮 𝘁𝗼𝗱𝗮 𝗰𝗼𝘀𝘁𝗮 𝘀𝗲𝗿 𝗲𝗺𝗽𝗹𝗮𝘇𝗮𝗱𝗼 𝗽𝗼𝗿 𝗲𝗹 𝗱𝗲𝗺𝗮𝗻𝗱𝗮𝗻𝘁𝗲, tomando gran importancia el desarrollo jurisprudencial del concepto de “dejar la demanda al demandado”.
Este precisamente el caso resuelto por la ‘High Court’ en 𝗔𝗹𝗲𝘅𝗮𝗻𝗱𝗿𝗲 𝗬𝗮𝗸𝗼𝘃𝗹𝗲𝘃𝗶𝗰𝗸 𝗧𝘀𝗲𝗶𝘁𝗹𝗶𝗻𝗲 𝘃 𝗟𝗲𝗼𝗻𝗶𝗱 𝗩𝗶𝗰𝘁𝗼𝗿𝗼𝘃𝗶𝗰𝗵 𝗠𝗶𝗸𝗵𝗲𝗹𝘀𝗼𝗻 & 𝗼𝗿𝘀 [𝟮𝟬𝟭𝟱] 𝗘𝗪𝗛𝗖 𝟯𝟬𝟲𝟱, que trata precisamente sobre el intento de notificación de un formulario a un ciudadano extranjero que se encuentra puntualmente en Inglaterra y Gales.
La cuestión es que su compatriota y acreedor, el señor Yakovlevick, se enteró que su otrora amigo y actual deudor se encontraba de visita en Londres y piensa: “¿Qué mejor que aprovechar para notificar el formulario de reclamación a mi viejo amigo?”
Para ello, como suele ser habitual en estos casos, 𝗬𝗮𝗸𝗼𝘃𝗹𝗲𝘃𝗶𝗰𝗸 𝗰𝗼𝗻𝘁𝗿𝗮𝘁𝗼́ 𝗮 𝘂𝗻𝗮 𝗰𝗼𝗺𝗽𝗮𝗻̃𝗶́𝗮 𝗲𝘀𝗽𝗲𝗰𝗶𝗮𝗹𝗶𝘇𝗮𝗱𝗮 𝗲𝗻 𝗲𝘀𝘁𝗼𝘀 𝗺𝗲𝗻𝗲𝘀𝘁𝗲𝗿𝗲𝘀, quienes mandaron a dos tipos con un sobre cada uno, conteniendo una copia sellada del formulario, los documentos ya vistos y además una traducción jurada al ruso.
Para asegurarse el tiro, además los dos notificadores estaban preparados con una cámara de vídeo, por lo que pudieron filmar todos los intentos de notificar a Mikhelson, quien pudo zafarse de ellos exitosamente, 𝗰𝗼𝗻 𝘂𝗻𝗮 𝗰𝗶𝗻𝘁𝘂𝗿𝗮 𝗺𝗮́𝘀 𝗽𝗿𝗼𝗽𝗶𝗮 𝗱𝗲𝗹 𝗕𝗮𝗹𝗹𝗲𝘁 𝗕𝗼𝗹𝘀𝗵𝗼́𝗶, como veremos hoy.»
Esta semana en #cartasdesdelondres, segunda entrega de 𝗔𝘀𝗶́ 𝗳𝘂𝗻𝗰𝗶𝗼𝗻𝗮 𝗲𝗹 𝘀𝗶𝘀𝘁𝗲𝗺𝗮 𝗻𝗼𝘁𝗶𝗳𝗶𝗰𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗱𝗲 𝗱𝗲𝗺𝗮𝗻𝗱𝗮𝘀 𝗰𝗶𝘃𝗶𝗹𝗲𝘀 𝗲𝗻 𝗜𝗻𝗴𝗹𝗮𝘁𝗲𝗿𝗿𝗮 𝘆 𝗚𝗮𝗹𝗲𝘀.
Como siempre, en el Confilegal: